Bajé a la cocina y me cogí unas barritas muesli. Empecé a mordisquearlas con lentitud. No tenía ganas de volver a sumergirme en el infierno de la interacción gravitatoria. En ese momento sonó el timbre.
No había nadie en casa, así que fui a abrir la puerta.
En el umbral de la puerta se encontraba una de las personas a las que menos esperaba: Sam.
- Hola -saludó monótonamente.
- Mm... ¿Qué haces aquí?
- No es que sea un recibimiento muy cordial.
- No te esperaba -dije.
- Tampoco yo tenía pensado venir, pero pasaba por aquí -explicó, encogiéndose de hombros.
- Pero que morro tienes, pasas por delante de mi casa y te cuelas en ella porque sí.
- Realmente no me he colado -negó él-. Me temo que mi anfitriona no sabe tratar a sus invitados.
La ira se me subió a la cabeza y me puse roja.
- Perdona, pero esta es MI casa, y te dejaré pasar si a mi me da la gana.
- ¿Quién es ahora la borde? -preguntó burlón.
- Lárgate ! -grité.
En ese momento mi madre torció la esquina:
- ¡Hola, Jess! -entonces se percató de que Sam estaba allí-. Mmm... hola. ¿Quién es, Jess? -preguntó dirigiéndome una mirada significativa.
Yo me azoré.
- Un compañero... del Instituto.
-Ah, genial, vienes a hacer los deberes con ella ? -inquirio mi madre.
- La verdad... -dijo él-. Es que no tengo muy claro cuál es el plan.
- Sí. Necesito ayuda con... los.. fenómenos moleculares y.. eso -balbuceé.
Sam sonrió, burlón, y le dirigí hasta mi cuarto, despidiéndome de mi madre, entré en la habitación, le dejé pasar y cerré la puerta trás de mí. Luego me senté en mi escritorio y continué con los deberes, haciendo como si él no estuviera. Sam se retumbó en mi cama y no habló.
- Parece como si mi visita no te hiciese mucha gracia -soltó de repente.
- Ah, sí? Pues has acertado, eso es justo lo que pienso -contesté sin apartar la vista de mi cuaderno.
- Jo, pues entonces me voy -anunció incorporándose.
- No, mi madre pensaría mal.
- Creo que pensará igual de mal, sobre todo teniendo en cuenta que estamos los dos encerrados en tu habitación -dedujo.
- Puedes hacer algo de utilidad y... ayudarme con esto. Si viene y ve que estamos con los deberes, se quedará tranquila.
- ¿En qué tienes problemas? -preguntó, acomodándose a mi lado, en otra silla.
- Realmente, en nada. Esto se me da bien, aunque sea un aburrimiento.
- Pues podríamos salir por ahí.
Bufé y seguí escribiendo. Paso de que me vean por ahí charlando con Sam Windsor, el chico al que supuestamente odio y con el que comparto mesa. Antes de que me diese cuenta, había terminado todo. Así que cogí los cascos y me tumbé en la cama. En mis oidos sonaba la canción de "Complicated", de Avril Lavinge. "I see the way you're acting like you're somebody else Gets me frustrated, life's like this you..." Sam seguía sentado, aunque yo pasaba de él. Cerré los ojos.
Entonces noté que ese idiota se sentaba al lado mía.
- Un poco borde tú, ¿no? -me dijo.
- Pues si soy tan borde no haber venido ! -exclamé.
- Jo, pero es que quería verte...
- Sí, claro -dije yo con sarcasmo.
Sin pedirme permiso, se tumbó a mi lado. Yo me aparté.
- ¿Qué escuchas? -inquirió.
- Avril Lavinge.
Me quitó un casco y se lo puso, sin siquiera pedirme permiso. Al menos así se quedó callado y no me incordió más. Mi móvil sonó.
- ¿Sí? -pregunté.
- Hola ! - me resultaba conocida la voz, pero no conseguía adivinar quién era.
- Mmm... ¿quién eres?
- ¿Ya no te acuerdas de mí?
Entonces me percaté. Esa voz dulce, alegre y angelical...
- ¡Calipso! -exclamé.
Sam giró su mirada hacia mí, y luego volvió a concentrarse en la música.
- Exacto ! Me caíste muy bien, aunque eres un poco tímida. Me preguntaba si...
- ¿Cómo has conseguido mi número? -dije, cortándola.
- Pues porque mi padre conoce a tu madre, se lo preguntó y me lo dio a mí. Bueno, lo que te iba diciendo, es que me preguntaba si ibas a estar en tu casa este sábado.
- ¿Por?
- ¿Estás o no? -insistió.
- No tengo planes... así que, sí.
- Genial, os vamos a hacer una visita. Si quieres tú y yo podemos irnos por ahí, ¿qué te parece?
- ¿Se lo habéis dicho a mi madre? -.pregunté.
- Es ella quién lo propuso !
- Ah, pues... bien.
- Genial ! Nos vemos el sábado. Xauu ! -se despidió y colgó.
Yo me quedé flipando, o sea, Calipso era mayor que yo, o al menos lo parecía, ¿para qué iba querer quedar conmigo?
- ¿Quién es? -preguntó Sam.
Me acordé de que estaba allí y le miré frunciendo el ceño.
- A tí qué te importa !
Se encogió de hombros.
- Además, ya va siendo hora de que te largues de aquí -le insté.
- Ok, mañana me pasaré para ayudarte con cálculo !
- NO ! -grité.
- Vale, valee... era una broma, en realidad mañana nos vamos a mi casa !
- ¿Pero tú quién te has creído que eres para organizarme la vida?
- Jo -se le entristeció la cara-. Lo último no era coña...
- Genial, pues te vas a quedar con las ganas. Adios! -dije mientras le empujaba escaleras abajo.
- Porfi, ven...
- No ! Adios ! -y le di con la puerta en las narices, qué tío más plasta !
Entonces me volví a la cocina, para pedirle a mi madre explicaciones sobre la visita de los Cardew.
- ¡Mamá! -la llamé, entonces capté su atención-. ¿Se puede saber por qué invitaste a los Cardew?
- Porque son mis amigos. No quiero discutir sobre esto. Llegas tarde, tienes que irte con tu padre.
Lo había olvidado. Nuevamente, mi padre había tenido mucho trabajo y el sábado no había podido ir a su casa, así que hoy tocaba. Recogí la maleta del colegio. Era lo único que necesitaba, en casa de mi padre tenía lo demás. Mi madre se ofreció a llevarme y me dejó justo en la puerta de la casa. Era un edificio muy alto, mi padre vivía en el ático. Era una casa genial, muy grande, iluminada y bien decorada. Subí y llamé. Para mi sorpresa, me abrió Amber, la nueva novia de mi padre. Al contrario que mi madre, él era mucho más cambiante y sus relaciones no duraban tanto como las de ella.
- ¡Hola, Jess! -saludó ella. Me encantaba lo guapa que era, y lo simpática que se mostraba siempre conmigo-. Tu padre viene en un momentito, me ha dejado aquí, te estaba esperando.
- Genial, me voy a mi cuarto.
- Oks ! -dijo ella sonriente.
Ya en la habitación dejé mi mochila, y pasaron diez minutos hasta que se oyó el sonido de las llaves. Mi padre había llegado. Se asomó a mi cuarto.
- ¡Por fin puedo verte, Jess ! -dijo él, dándome dos besos...
mi padre (tuve que coger al actor Hugh Grant)
Amber :)
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