- Bien, Jess -dije a mi reflejo-. Un nuevo día. Viernes. Primer día de Instituto. Último curso. No te caigas por las escaleras y sonríe !
Salí de mi habitación y me vestí con el uniforme del Instituto. Todos los años que he pasado en mi Instituto he odiado ese uniforme. Sobre todo la corbata.
Me alisé el pelo rubio y salí corriendo a la cocina. Cogí un puñado de cereales y la mochila y salí de casa, después de gritar "Adiós, mamá".
Me fui comiendo los cereales por el camino. El trayecto hasta el Instituto no era muy largo, pero me tropecé varias veces. Siempre he sido muy torpe, aunque, a pesar de mi rareza, la que debería mantenerme en equilibrio, sigo cayéndome. Inexplicablemente se me dan bien los deportes.
Suspiré. Mi rareza... Esa es la que me hace sentir... especial. Todo empieza hace muchos siglos, cuando mi raza sobrevivió a la extinción. Esa raza era característica por sus alas. Sí, alas. Mi madre es la que me legó esa rareza. Mi padre no sabe nada. Las alas están "escondidas" dentro de nosotros, cuando queremos nos salen de la espalda. Son cuatro, y no demasiado parecidas a la de los supuestos ángeles en los que creen los humanos. Sin embargo, las alas no me impiden ser una adolescente normal. Las mujeres de mi raza solo pueden tener un solo descendiente, aunque eso mi padre tampoco lo ha notado.
El timbre del Instituto sonó y eché a correr. Llegué justo a tiempo, antes de que cerrasen las puertas, aunque el portero me dirigió una mirada de odio. Subí a mi clase. Ser de último curso me hacía sentir importante, así que pasé con la cabeza bien alta al lado de las de primer curso. Pero tropecé... algo normal en la historia de mi vida, lo cual produjo risitas apagadas entre las menores. Colorada como un tomate subí al tercer piso y entré en clase. Aun no había llegado el profesor.
- ¡Jess! -gritó alguien.
Me di la vuelta en el momento en que Bridget se avalanzase sobre mí, seguida de Kate, Vivian y Sarah.
- Hola... ¿tan loca como siempre? -pregunté.
- Yo no cambio, Jess -respondió Bridget con petulancia.
- Hola, Jess -dijo Kate.
En ese momento entró el profesor, un hombre nuevo que venía desde Jacksonville. Se sentó en su sillón y nos dirigió una mirada evaluadora.
- Buenos días -comenzó.
- Buenos días -respondimos nosotros.
- Soy el señor Britt, vuestro tutor este curso. En primer lugar os cambiaré de sitio. He hecho una lista, para ver como os comportáis con vuestros distintos compañeros.
Entrecerré los ojos. Siempre nos habían dejado sentarnos con quién nos diese la gana, y no me gustaba lo formal que hablaba ese tío.
- Señor Lauper, con la señorita Murray.
Alex y Mirai, los que había dicho el señor Britt, se levantaron y se colocaron en la primera mesa. Luego el profesor siguió nombrando a más y más parejas, hasta llegar a mí.
- Señorita Uley, con el señor Windsor.
Giré la cabeza para ver quién era el tal Windsor. Un chico moreno y alto se levantó para sentarse en nuestra nueva mesa. Yo hice lo mismo. Ese chico era nuevo. Eché una mirada, había tres personas más nuevas, aunque presté atención en no ir a trompicones hacia mi nueva mesa.
Él se puso en el lado de la ventana, yo en el exterior. Ni siquiera me miró. Yo, sin embargo le seguí estudiando. Tenía el pelo castaño claro, con matices rubios y los ojos azules... La verdad es que estaba MUY bueno... en seguida se giró para mirarme, al ver que le observaba y yo me volví.
- Me llamo Sam. Tú debes de ser Jess, por los gritos que te lanzaban tus amigas.
- Am... sí.
La verdad... qué corte !! Parecía muy simpático, pero no volvió a hablar. Cuando tocó el timbre me levanté para aprovechar el cambio de clase, pero se me cayeron todas las cosas al suelo. Los demás solo se volvieron para ayudarme, estaban acostumbrados a mi torpeza. Sam se quedó quieto, y cuando todo estuvo de nuevo en su sitio me dijo:
- Qué torpe eres...
Ahí se desvanecieron mis buenos pensamientos sobre él:
- ¡Y tú un borde!
Me alejé. Le escuché reírse por lo bajo. ¡Qué tío más idiota! Me reuní con las chicas.
- Sí, con Daniel Smith... -estaba diciendo Sarah-. Me cae bien, y es un buen chico, la verdad es que es genial que me hayan puesto con él !
- Pues yo no he tenido tanta suerte -dije-. Ese tío, Sam, es un borde.
- ¿Quién? ¿Ese? -preguntó Bridget señalando a Sam, que se había reunido con otro grupo. Yo asentí.
- Pues parece un trozo de pan -comentó Vivian-. Y no está nada mal.
- Las apariencias engañan, créeme -bufé.
Al volver a casa me encontré con Nicholas. Él no es de mi raza, pero también tiene una característica él es... semi pez. Al meterse en el agua tiene cola de pez. Sí, más o menos como los tritones.
Que se sepa, hay tres razas con "rarezas": la mía (con alas), la de los semi-peces y... los hombres lobos. Estos últimos eran los más apartados del resto de las razas, y no son de esos que a la luna llena se transforman, ellos cambian cuando quieren.
- ¿Has considerado el acompañarme a la reunión?
- Ya te he dicho que no ! - había una Reunión anual entre las tres razas, y Nicholas insistía en que yo fuése, pero me negaba rotundamente.
- Tu madre es una importante figura en este asunto, deberías ir.
Efectivamente, mi madre ocupaba un cargo alto en ese lio de razas.
- Que no, paso de ir, será aburrido.
- Por favor...
- No !
Apresuré el paso y le dejé atrás. Entré en casa y no saludé siquiera, me metí en mi cuarto en seguida, cerré la puerta y puse en el reproductor de CD el disco de Taylor Swift que tanto me gustaba. De repente me acordé de Sam... ese imbécil... al principio me parecío un tipo genial, pero después de que me llamase torpe... Yo ya lo tengo asumido, pero odio que me lo recuerden.
Alguien llamó a la puerta de mi cuarto. Abrí. Era mi madre. Genial, otra persona más dispuesta a fastidiarme con la reunión... u.u"
- Hola, Jes, Nick me ha dicho que no quieres ir a... bueno, a eso. ¿Por qué? Sabes que allí hay mucha gente como nosotras.
- No, mamá, quiero alejarme lo máximo posible de ese mundillo vuestro.
- No es solo NUESTRO también es TUYO.
- Pero... da igual, no quiero ir y punto.
- Pues bueno, como quieras. Por cierto, ha llamado tu padre, mañana tiene trabajo importante, te tienes que quedar conmigo.
Ella salió por la puerta y cerró.
El hecho de que mi padre no pudiese recogerme mañana no me molestaba, en realidad, me daba igual.
Mis padres están separados. Cada uno a rehecho su vida por un lado, mi madre tiene un novio, Allan, no me cae mal, aunque tampoco le he visto demasiadas veces. Cada sábado iba a casa de uno u otro, tenía que pasar una semana en casa de cada uno de ellos, una semana en la de mi padre, y otra en la de mi madre.
Dejé de rezongar y abrí mi cuaderno, saqué el libro de matemáticas, y me puse a hacer los deberes.
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Estos capis seran mas largos que los de las ultimas historias
espero que os guste mucho ! fmdo: moskita ! :)
Kate
Bridget
Vivian
Mi uniforme
Sarah
Sam
Yo
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