CAPITULO CINCO

      Otra vez el teléfono otra vez me sonó solo para despertarme. Supuse que sería Kevin.
      - ¿Corny? -era mi madre.
      - Sí -dije incorporándome-. ¿Qué ha pasado?
      - Tu hermana, la van a operar de las anginas.
      - ¿QUÉ? -grité-. Un momento..., ¿qué hermana?
      - A la pequeña, Diane.
      - ¿Papá va a ir para allá? -pregunté. Mi padre trabajaba en los negocios, y estaba mucho fuera.
      - Sí. No hay que saturarse, pero... No sé, Corny, preferiría que estuvieses aquí.
      Me quedé parada... Yo quería volver pero... pero tenía que terminar la gira.
      - Ah, tú tranquila, los reporteros tendrán una excusa que sacar a la calle -me dijo mi madre.
      - Bueno, pillaré un billete, ¡nos vemos!
      - Adiós.
      Pobrecita. Diane era muy pequeña para tener que ir ya a un Hospital... En cuanto colgué a mi madre llamé a Kevin.
      - ¡Tengo que irme! -le conté toda la historia de la operación-. Ya me estás consiguiendo un billete que salga hoy por la noche. Yo me voy a poner a hacer las maletas.
      - Será difícil... -informó él.
      - Consíguelo.
      - No te pongas borde -dijo, ofendido.
      - Lo siento, pero estoy preocupada -me disculpé.
      - Bueno, tendrás tu billete.
      Colgamos y no me detuve a pensar, simplemente empecé a guardar ropa.