CAPITULO 5: Confesiones

Llegué a su casa.
Allí estaba él: alto guapo, simpático... pero mi mejor amigo.
Cerré la puerta detrás de mí. Él subió a su cuarto, cerró las cortinas, y cuando ya no podía nadie vernos desde ningún lado me besó rápidamente y me cogió la mano:
-Cuéntame -me dijo. Nos sentamos en la cama.
-Es que... Marc -empecé. ¡Qué complicado! 
-Dímelo todo, love.
¿Love? ¿Amor? ¿Cómo se atrevía a decirme eso? ¿A LLAMARME eso?
-Haber, quiero dejar algo claro -dije yo, él frunció el ceño-. No quiero hacerte daño, pero tú a mí no me gustas. Creo que hasta lo sabes-él miró al frente, y apretó más mi mano-. Sabes que esto no es así, ¿entonces por qué lo haces?
Él me miró: más de una lágrima se le estaba cayendo.
-¿POR QUÉ? -gritó- Pues por el simple hecho de que te quiero desde que nos conocimos. Te quiero tanto que para no hacerte daño he decidido no decírtelo ni demostrarlo hasta ahora.
Me quedé de piedra.
-Si me vas a dejar -comenzó (aunque que yo sepa nunca hemos empezado nada)- Quiero que sepas eso, y que nada volverá a ser lo mismo.
-Marc... Sabes que me caías super bien... ¿Por qué lo has estropeado todo? Dime... antes todo era mejor.
-Porque ya no aguantaba más. Tenía tantas ganas... Bueno, creo que esto es el fin de lo que iba a ser "mi gran plan". Solo quiero pedirte una cosa.
Me puse colorada. ¡A saber qué quería!
-El último beso -me dijo-. Pero por favor, quiero que en mi recuerdo al menos fijas un poco.
Al principio negué violentamente con la cabeza. Luego vi su cara. Algo tenía que hacer.
-Vale.
Él me miró. Me levanté y se acercó a mí. Juntó sus labios con los míos. Dí un paso. ¿Qué tenía que hacer? Era muy difícil intentar besar "apasionadamente" a alguien a quién no quieres. Me abrazó. Me agarró bien y, como el día anterior, me colocó las manos. Esta vez en el pelo. Le empecé a toquitear el pelo. Me gustaba su pelo: era tan suave.
El masajeaba mi espalda. Cerré los ojos. Disfruté. Empecé a moverme como él y a devolverle el beso. Di dos pasos más hacia delante. Él tuvo que atrasarse, y tropezó con la cama. Se tuvo que sentar y me sentó él encima suya. En esos momentos me parecía la persona de mi vida. ¿Por qué? No lo sé. Nosotros pesábamos más o menos lo mismo, y tuvo que tumbarse, sin despegarse de mí. Agarré su cara entre mis manos. Él me acarició, se separó un momento y me susurró:
-Te quiero.
¿Cómo no podía querer yo a una persona tan dulce? ¡Qué tonta soy! Yo le sonreí, y le empecé a besar el cuello. Nos quedamos un momento quitos, abrazados. Todo esto me recordaba a el primer beso de Edward Cullen y Bella en "Crepúsculo". Yo apoyada en Marc. Él jugueteó con mi pelo. A veces me daba un beso en la frente, o me decía algo. De repente me acordé: ¿Perdona? Estamos hablando de que me acabo de morrear "apasionadamente" con mi mejor amigo. ¿Qué he hecho? ¡Tonta! ¡Tonta! ¡Tonta! ¡Tonta!
Me levanté corriendo, sobresaltando a Marc:
-¿Qué pasa? -preguntó él.
-Mmm... no sé si recuerdas que te acabo de decir que no me gustas -le aclaré bruscamente.
-Creía que esto sí que te había gustado.
-Tú dijiste que fingiera -le acusé.
-No has fingido -sonrió- ¡Te ha gustado!
-Negativo -contesté- Y quiero que sepas que esto ha sido un error, que yo estoy por otro y punto. Lo has estropeado todo.
Salí de esa casa como pude. No sé como he podido hacer eso... Tal vez me imaginé que era otra persona. Desde luego que cada vez que lo pienso... Ag. Mejor no recordarlo.