Estúpida de mí... debería haberme ido sola a mi casa, ¿para qué necesito que me acompañe nadie? Encima el lunes tendré que volver a verle en el Insti... ¿qué voy a hacer? Mierda... ¡Tengo que llamar a Lizz! Marqué su número...
-¡Hola! -me dijo ella- ¿Con resaca después de la fiesta?
-Mm -ballbuceé- Lizz...
-¡Dime! -exclamó ella- Oye, ¿qué te pasa? Te oigo mal...
-Ya, es que... ayer Marc hizo una cosa que no debió hacer.
-¿Te empujó con alguna de sus estúpidas bromas?
-Eh... no -contesté.
-¡No te enrolles! ¡Ve al grano! -me instó ella.
-Ya es que... ayer... -tartamudeé- Ayer me besó.
-¡¿QUÉ?! -gritó ella al otro lado del teléfono.
Le expliqué con todo detalle todo lo que había pasado, desde su primer acercamiento hasta... la vuelta a casa cogidos de la mano.
-Madre mía... -dijo ella cuando terminé.
-Ya...
-¡Qué fuerte! -mm, esa reacción no la esperaba- ¿Vais a salir? ¡Guay! ¡Mis dos mejores amigos salen juntos!
-¡Cállate! ¡Yo no quiero salir con él! ¡Ni siquiera me gusta!
-Oh, vaya... -murmuró ella decepcionada- ¿Y qué vas a hacer? Se estropeará todo.
-Lo sé. Por eso te llamaba.
-Ajá... No sé, tía... Mira, ahora me tengo que ir, ayer quedé con Jess antes de salir de la fiesta. Cuando vuelva a eso de las cuatro, tendré una idea.
-¡No se lo cuentes a nadie! -la advertí.
-Que no... Xau!!
Colgué el teléfono. Creía que ella lo solucionaría. De pronto oí que la puerta se abría detrás mía: Era Brianna, en pijama.
-Sorry, pero... lo he escuchado todo.
Lizz
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