Cogí el bolso, pero... ¡madre, qué pelos! Me hice las planchas rápidamente y ahora sí: cogí el bolso y me largué. La casa de Darell estaba cerca. Además se veían las luces de colores que salían de la casa. Debían de estar bailando.
En la puerta estaba Lizz, con un vestido de tirantes negros y tacones: se había rizado el pelo. Y Marc, con unos panatalones vaqueros algo arrugados y una camiseta blanca. Todos los demás ya estaban dentro.
-¡Llegas tarde! -gritó Lizz-. Chris está dentro.
Sonreí sin darme cuenta y Marc nos empujó para dentro de la casa. La música estaba a tope y luces de colores lo iluminaban todo. Había tres mesas llenas de pizza, Coca-Cola, Fanta, Kas, Nestea, sandwiches y montones de comida!! Me cogí una Fanta y Lizz y yo nos pusimos a bailar. A mí me encanta bailar!! y cantar, por supuesto. Había karaoke, total, que Lizz y yo, que no nos cortamos nada, nos subimos y empezamos a cantar la de "looking for paradise" moviéndonos a más no poder.
Al rato nos bajamos y hacíamos coro a otros que cantaban, pero tenía que irme, ya eran las doce. Mi madre, que sabía que era una fiesta importante para mí, pues me dejó hasta esa hora, pero ya tenía que abandonar la casa.
-¡Chicos! -chillé intentando que Lizz y Marc me oyesen- ¡Tengo que irme!
-¿¡Qué!? -gritó Lizz. Se lo repetí- ¡Jo, tía, quédate un poco más!
-Sorry, pero es mi hora.
-¡¡Eh!! -dijo Marc- ¡Que yo también me voy te acompaño!
Lizz puso cara triste y se encogió de hombros, nos dijo adios y siguió a su baile.
Marc y yo salimos. El silencio de la calle era un descanso a los oídos. Marc y yo caminamos hacia mi casa callados.
Pero me dolían muchísimo los pies, de tanto bailar.
-Vamos a sentarnos un momento, por favor, ¡¡me duelen los pies!! -rogué.
-Ok -aceptó él.
Sentados moví un poco los zapatos he intenté colocármelos mejor. Noté que Marc tosía y se acercó más a mí.
-¿Estás bien? -preguntó él.
-Sí -le respondí, siguiendo intentando mover el maldito pie, que me dolía muchísimo.
De repente, sin que nadie avisara, sin que nadie lo predijese, Marc me cogió de la barbilla, y me acercó su cara a la suya, luego me miró a los ojos. No me lo podía creer. Aproximó sus labios y rozó los míos. Pero después del roce me besó con más intensidad. Se separó un momento, y volvió a mí. Me sujetó la espalda y me levantó. Me presióno contra él mientras me besaba y me acariciaba el pelo. Bajó sus manos, y puso las mías en su espalda, luego las devolvió a mi pelo. En todo ese tiempo no supe qué hacer. Me había quedado pillada. ¿Cómo podía ser que Marc, mi mejor amigo desde siempre, me estuviese haciendo aquello? ¡Lo iba a estropear todo! ¡Toda nuestra amistad! Se separó de mí, sonrió, y me dio un beso rápido en el cuello, parecía como si hubiese esperado aquello tanto tiempo que ya no quisiese separarse de mí.
Me tomó d ela mano y proseguimos hasta mi casa. Yo estaba cabizbaja. Él super sonriente. Como si nada en este mundo pudiese cambiarle su satisfacción. Al llegar a mi casa dijo:
-¿Te acompaño adentro?
-No, no, creo... -balbuceé-creo que puedo llegar sola a mi casa.
Él se rió.
Yo me di prisa, antes de que quisiese volver a empezar con sus besuqueos. Pasé el jardín, abrí la puerta, la cerré y me apoyé en ella. ¡Qué día más horrible! ¡Mi primer beso, y con la persona equivocada!
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